Al
tolerar algo te enfrentas a una situación que no es exactamente como
te gustaría – y hay un cierto nivel de enfado por tu parte. Casi
siempre hay un juicio asociado. Incluso puede existir un cierto matiz
de ira. Lo que piensas y no expresas es algo como: “Estás equivocado,
pero lo voy a tolerar”.
Aceptar
es diferente. La situación puede ser la misma; algo no es exactamente
como te gustaría; pero cuando lo aceptas no hay juicio. Es una visión
neutral: “Acepto que seas quien eres”
Tus
valores, estándares, creencias y deseos son los mismos cuando aceptas y
cuando toleras. Aceptar no significa que estás de acuerdo con todo,
eliges separarte de la situación. Para ti la diferencia es la manera en
que lo procesas internamente.
Cuando aceptas te sitúas en un lugar con una energía neutra, listo para responder y seguir adelante, sin el gasto de energía que supone un juicio.
Cuando aceptas te sitúas en un lugar con una energía neutra, listo para responder y seguir adelante, sin el gasto de energía que supone un juicio.
Cuando toleras quedas atrapado en un “yo tengo razón, tu éstas equivocado” que ralentiza tu avance.
¿Te resulta fácil aceptar?